Es el río interior más largo de México y nace en los manantiales de Almoloya del Río, en el Estado de México. A lo largo de su recorrido atraviesa varias entidades, pero en Edomex representa un recurso natural vital y también una fuente permanente de riesgo. Por eso, GEM refuerza bordos del Río Lerma para prevenir desbordamiento.
Las lluvias intensas y el deshielo del Nevado de Toluca han elevado en temporadas recientes el nivel del río Lerma, poniendo en estado crítico partes del cauce, especialmente en temporada de lluvias. Además, el azolve y la basura han taponado el cauce, dificultando el flujo natural del agua y aumentando el riesgo de desbordamientos que afectan a miles de familias y cultivos en las zonas bajas del valle.
Alrededor de tres millones de personas viven en las márgenes del río Lerma y sufren las consecuencias de la contaminación y los desbordes periódicos. Las zonas más vulnerables son Lerma, San Mateo Atenco, Ocoyoacac, Toluca, Metepec y Tianguistenco están entre los más afectados por estas amenazas.
De ahí que recientemente se hayan iniciado trabajos para el rescate y saneamiento del Río Lerma en un tramo de 13 kilómetros que incluye municipios clave para disminuir los riesgos de inundación. Estas labores incluyen desazolve, restauración de riberas, instalación de plantas de tratamiento y reforestación.
El Gobierno del Estado de México ha intensificado también las labores de prevención ante el riesgo de desbordamiento del Río Lerma, reforzando los bordos en puntos críticos para proteger viviendas, vialidades y zonas urbanas en municipios clave del Valle de Toluca.
Durante el fin de semana, se colocaron alrededor de 20 mil costales de arena, equivalentes a 42 toneladas, concentrándose en zonas identificadas con mayor riesgo por recientes afectaciones causadas por las lluvias. Entre los sitios prioritarios destacan La Ciénaga en Lerma, La Trompadera en Ocoyoacac y el Puente de Tres Cruces en San Mateo Atenco.
Específicamente en Lerma se mantiene en operación una bomba de alta capacidad que permite desalojar hasta 1,500 litros de agua por segundo, canalizando el flujo hacia el Río Ocoyoacac y eventualmente de regreso al Lerma, lo que ayuda a reducir la presión hídrica y mitigar el riesgo de acumulaciones severas e inundaciones en zonas bajas.