El Estado de México se ha consolidado como el principal productor de árboles de Navidad naturales del país, con cientos de plantaciones legales y certificadas que abastecen buena parte del mercado nacional cada temporada decembrina. Ahora, inicia la venta de árboles de Navidad en Xonacatlán.
Esta vocación forestal genera empleos rurales, derrama económica y al mismo tiempo impulsa prácticas de manejo sustentable de los bosques mexiquenses. Para la temporada 2025 se calculan más de 470 mil árboles disponibles en puntos de venta y plantaciones abiertas al público, lo que mantiene al Edomex como líder nacional en producción.
Entre los municipios productores destacan Amecameca, Valle de Bravo, Villa del Carbón, Tlalmanalco y, de forma muy especial, Xonacatlán, reconocido como una de las "capitales" del árbol de Navidad en el estado. En esta zona, numerosas familias dependen directamente del cultivo de especies como pino ayacahuite, oyamel y pseudotsuga, que tardan en promedio siete años en alcanzar el tamaño ideal para llegar a los hogares.
Cada árbol vendido representa ingreso directo para comunidades rurales, además de una derrama económica que se calcula en cientos de millones de pesos por temporada en toda la entidad. A diferencia del mito de que “se talan bosques”, estos árboles provienen de plantaciones diseñadas para corte y renovación, que ayudan a capturar carbono, proteger suelos y recargar mantos acuíferos mientras crecen.
En Xonacatlán, productores de comunidades como San Miguel Mimiapan y Santiago Tejocotillos han abierto sus predios al público, marcando el inicio de la temporada de corte y venta. En estas plantaciones se pueden encontrar listos para llevar a casa, con alturas que van desde poco más de un metro hasta árboles de gran tamaño para espacios amplios.
Los precios suelen ser competitivos frente a los árboles importados, con rangos que van aproximadamente de 500 a mil 200 pesos según la especie y la altura. Además de comprar el árbol, muchas familias viven toda una experiencia: caminar entre los surcos, elegir el ejemplar favorito e, incluso, cortarlo ellas mismas con apoyo del productor, convirtiendo la compra en una experiencia familiar inolvidable.