Las estrictas políticas migratorias del presidente Donald Trump han provocado una drástica reducción en el flujo de migrantes hacia Estados Unidos, generando un impacto significativo en el Estado de México al fomentar mayor permanencia en la entidad.
La administración de Trump implementa deportaciones masivas, procedimientos exprés sin juicio y disuasión extrema en fronteras. Además, factores complementarios incluyen el miedo a sanciones, apreciación del peso mexicano y aranceles amenazados, desincentivan la migración irregular desde México y Centroamérica hacia la frontera norte del país.
Con menos tránsito a los Estados Unidos, crece la población extranjera y demandas de integración en entidades como el Estado de México; es una oportunidad (y una demanda) para que las autoridades pueden impulsar programas de formalización laboral, vivienda y salud en municipios como Ecatepec, estabilizando el tejido social ante retornos forzados.
Esta permanencia fomenta diversidad cultural y mano de obra en sectores como construcción y manufactura, pero exige fortalecer políticas públicas. El reto es capitalizar la situación actual hacia un futuro prometedor para los mexiquenses y para quienes, independientemente de su origen, busquen residir en la entidad.
La emigración desde Edomex a Estados Unidos sigue la tendencia nacional a la baja, pasando de mayor a mínima por miedo a deportaciones y dificultades fronterizas. Las remesas tan han caído a nivel nacional y, por supuesto, se elevan las demandas de servicios en municipios mexiquenses.
