En municipios tales como Amatepec, Sultepec, Tejupilco, San Simón de Guerrero y Tlatlaya se aprovecha la producción de abejas meliponas, la cuales son nativas de la región y se caracterizan por su color negro y no tener aguijón.
La domesticación en cajones de este tipo de abejas es muy complicada, por eso los meliponicultores prefieren usar troncos puestos a secar, ollas de barro y, recientemente cajones verticales, además de sembrar jardines polinizadores para atraerlas.
De igual forma, las abejas se crían de manera distinta a las apis, sus colmenas son verticales dentro de troncos secos de encino, que están en la parte más profunda de los bosques y sus alimentación está ligada a la flora endémica, por lo que es importante conservar los entornos naturales y reducir el uso de pesticidas que afecta a estas especies tan necesarias para nuestra supervivencia, pues de las abejas nativas depende el 70 por ciento de la producción de frutas y verduras y el 90 por ciento de la polinización silvestre.
Por esta razón, el Gobierno del Estado de México, a través de la Secretaría del Campo apoya a los productores artesanales de abejas, en la comercialización de su producción agroecológica, de la cual depende las especies nativas de la entidad.
En cuanto a la miel que producen es más liquida y con un sabor más intenso, ligado a las plantas silvestres y características de cada región, son abejas especializadas en la reproducción de la biodiversidad del Estado de México, pero su concentración de nutrientes y propiedades antisépticas es mucho mayor.
Asimismo, la producción de miel que surge de las colmenas es bajo en comparación con la miel común, por lo tanto el precio es mayor y se utiliza más como remedio para diversos padecimientos, que como endulzante.
Una colmena de melipona da aproximadamente un litro por cosecha y su precio en el mercado a veces pasa los mil 500 por litros, por eso se vende en goteros y tamaños pequeños.