Este deporte ha ganado gran popularidad en los últimos años gracias a sus variados paisajes y terrenos ideales para esta actividad. Aventurados y aficionados aprovechan las montañas, bosques y caminos rurales que la entidad ofrece para practicar ejercicios que combinan deporte, naturaleza y turismo. Sin embargo, especialistas aseguran que ciclismo de montaña genera impactos negativos en Edomex.
Entre las zonas más reconocidas para el ciclismo de montaña destacan el Parque Nacional Lagunas de Zempoala, que ofrece circuitos rodeados de lagunas y bosques, y el Cerro de la Estrella, con rutas técnicas y panorámicas. Otros lugares favoritos son los alrededores del Nevado de Toluca, el Parque Natural Molino de Flores en Texcoco y la región de Valle de Bravo, famosa por sus senderos en bosques de pinos y encinos.
Los clubes y grupos de ciclistas en el estado organizan rutas que van desde principiantes hasta profesionales, con retos para todas las edades y niveles de habilidad. Además, el crecimiento de este deporte impulsa el ecoturismo y la creación de espacios seguros para practicarlo.
Ahora bien, aunque es una actividad saludable y de contacto con la naturaleza, entre los principales efectos negativos de esta actividad están la erosión del suelo causada por la constante fricción de las bicicletas, la pérdida y debilitamiento de la cobertura vegetal, y la alteración del hábitat de la fauna local.
La compactación del suelo en las rutas es un problema serio, ya que dificulta la filtración del agua y puede acelerar la degradación ambiental, especialmente durante la temporada de lluvias. También se han detectado residuos sólidos y restos de comida en las zonas, lo que pone en riesgo la salud de especies animales.
Los especialistas insisten en la necesidad de regular esta actividad, establecer límites de uso y capacitar a los ciclistas en educación ambiental para preservar los ecosistemas, además de recomendar un manejo sostenible que combine deporte y conservación.